miércoles, 17 de abril de 2013

Soñando despierta...


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa, 

que ha perdido la risa, que ha perdido el color. 

La princesa está pálida en su silla de oro, 

está mudo el teclado de su clave sonoro, 
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. 



El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. 

Parlanchina, la dueña dice cosas banales, 

y vestido de rojo piruetea el bufón. 
La princesa no ríe, la princesa no siente; 
la princesa persigue por el cielo de Oriente 
la libélula vaga de una vaga ilusión. 



¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, 

o en el que ha detenido su carroza argentina 

para ver de sus ojos la dulzura de luz? 
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, 
o en el que es soberano de los claros diamantes, 
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? 



¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa 

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, 

tener alas ligeras, bajo el cielo volar; 
ir al sol por la escala luminosa de un rayo, 
saludar a los lirios con los versos de mayo 
o perderse en el viento sobre el trueno del mar. 



Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, 

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, 

ni los cisnes unánimes en el lago de azur. 
Y están tristes las flores por la flor de la corte, 
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, 
de Occidente las dalias y las rosas del Sur. 



¡Pobrecita princesa de los ojos azules! 

Está presa en sus oros, está presa en sus tules, 

en la jaula de mármol del palacio real; 
el palacio soberbio que vigilan los guardas, 
que custodian cien negros con sus cien alabardas, 
un lebrel que no duerme y un dragón colosal. 



¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! 

(La princesa está triste. La princesa está pálida.) 

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! 
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, 
(La princesa está pálida. La princesa está triste.) 
más brillante que el alba, más hermoso que abril! 



-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-; 

en caballo, con alas, hacia acá se encamina, 

en el cinto la espada y en la mano el azor, 
el feliz caballero que te adora sin verte, 
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, 
a encenderte los labios con un beso de amor».

Siempre me ha encantado esta poesía de Ruben Darío, dese pequeña. Y hoy me he acordado de la princesa, trabajando y viendo por la ventana el solazo y la gente paseando.
Tengo que decir que yo soy mucho menos melodramática que ella y no estoy presa ni en oros ni en tules, pero con esto de la llegada de la primavera, tengo la cabeza como en otro sitio… como en los sitios de las fotos…


Leyendo un libro y mirando el mar


Haciendo unos largos mientras Jeffrey me prepara la comida


Paseando por Giverny


Columpiándome en alguna isla del Caribe


Dejando mis huellas en la arena en este "Pantheon natural"


Meciéndome en esta hamaca a la sombra de las palmeras


Contemplando Manhattan desde algún rooftop neoyorkino


Viendo atardecer en esta piscina natural en Santorini


En Coachella  viendo tocar a Franz Ferdinand o Phoenix, por ejemplo...


Bañándome en el mar


Prácticando italiano y comiendo spaguetti vongole en Puglia


Cruzando el Log Bridge en Oregón con el mejor guía ;)


Tomando el sol en un velero de cualquier pueblo de mar



Comiendo, bebiendo y viendo París desde el Hotel Le Relais Saint Germain para coger fuerzas...

...y pasear durante horas por Les Champs-Élysées




Alucinando en el Gran Cañón


O relajándome en el Mediterráneo



Pero que conste que yo con que lleguen las 7 para salir volando de la oficina me conformo… porque irme de vacaciones a alguno de estos sitios es mucho pedir, ¿no?








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